Benjamín Ruiz Loyola Químico

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Descripción

Nació en la Ciudad de México en 1950

Estudió la carrera de Química y la maestría en Ciencias, especialidad en Química Orgánica, en la Facultad de Química de la UNAM; además, tiene un diplomado en Periodismo Científico. Sus áreas de desarrollo son los materiales peligrosos y la divulgación científica. En el primer campo, llegó a ser incluido por la ONU en la Comisión para el Monitoreo, la Verificación y la Inspección (UNMOVIC) de armas de destrucción masiva en Irak, en 2003. Por lo que toca a la divulgación, ha escrito más de 100 artículos y ha impartido más de 200 conferencias. Tiene 44 años de antigüedad como docente en la Facultad de Química de la UNAM, y ha dirigido más de 55 tesis profesionales. Entre el 1 de enero de 2016 y el 31 de diciembre de 2018, fue integrante del Comité Asesor en Educación y Divulgación de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) con sede en La Haya, Países Bajos.

 

Creador de un programa de servicio social que tiene como fin desarrollar investigaciones que motiven el buen uso de la actividad científica. “La ciencia puede usarse para la paz”

El programa “Ciencia para la paz” surgió a consecuencia de la expedición que Benjamín hizo a Irak como participante de la ONU, para supervisar el uso de armas químicas tras la Guerra del Golfo. Lo que presenció como inspector lo motivo a impulsar la ciencia para generar paz, pero esto tiene un antecedente mucho más amplio.

A los nueve años tuvo su primer contacto con la química. Sufrió un accidente, el cual marcaría su vida y todo lo que ha hecho a lo largo de ella. Quemó su cara y mano con ácido nítrico y después de esta experiencia decidió dedicarse a la química, pues quería saber lo que el ácido le había hecho a su piel.

Ya iniciado su interés por las fórmulas y compuestos químicos, en la preparatoria ya era capaz de inventar su propia pólvora, lo que lo llevó a un segundo encuentro con las quemaduras, pero siguió adelante con su curiosidad.

A los veintidós años inició su tesis de licenciatura, la cual estaba enfocada en la síntesis de sulfacenos y tenía como materia prima principal el cloruro de azufre.

Un día, mientras estaba preparando una reacción, el entonces estudiante de química inhaló por accidente todo el compuesto, lo que le provocó un desmayo inmediato y una hepatitis tóxica que lo mantuvieron alejado del laboratorio por un tiempo.

Por esa época reflexionó y se percató de que el cloruro de azufre fue utilizado como arma química durante la Primera Guerra Mundial, a partir de entonces se interesó en dedicar su vida a la investigación de las armas químicas.

 

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